Suele decirse que con la llegada de los primeros nietos uno descubre lo que es el amor verdadero. Es un vínculo que va más allá del legado de la sangre, es la unión entre dos generaciones que dejará una huella emocional permanente, porque no hay nada más satisfactorio que "ser nieta", y después, "ser abuela".
A su vez, con la llegada de esos nuevos miembros a la familia se re-formulan las relaciones entre los padres y los hijos: si antes era maravilloso ser madre, ahora la satisfacción se ve incrementada al ser madre de una madre o padre de un padre. Es una etapa más en nuestro ciclo vital donde todos podemos enriquecernos, limar diferencias y estrechar aún más nuestros lazos.
Enseñar a los niños a agradecer cada cosa que les rodea puede ser uno de los mejores legados que ofrecemos a los nietos. Algo curioso, que siempre suele echarse en cara a las personas mayores, es que ofrecen demasiados regalos a los niños, demasiado dinero a escondidas y demasiados postres especiales en días comunes.
Yo la llamo la "sabiduría de los abuelos", que saben que el mejor legado que pueden ofrecer a las nuevas generaciones son las huellas emocionales. Como yo digo habitualmente sembrar en los pequeños recuerdos imborrables...
4 comentarios:
Janeth, hago mía tu entrada, amiga...Es importante dejar huella en los nietos, dejarles el cariño, la comprensión y la emoción que harán fuerte su espíritu y comprenderán la importancia del sentimiento y los valores humanos...
Te dejo mi gratitud por compartir y mi abrazo grande, amiga.
Feliz domingo.
M.Jesús
Querida amiga,
suscribo plenamente.
y como tú, lo se por experiencia.
Muchos besos y abrazos
Ay, Janeth, llevas razón, debe ser muy hermoso cumplir con esa etapa de la vida con plenitud del conocimiento.
Un fuerte abrazo.
nada mas cierto que esto, yo desde chico que siempre desee ser abuelo, aunque parezca algo raro en un adolescente ja...
pasé por acá porque eras boliviana, me gusta eso... salu2 desde argentina!!
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