
Con los años, he aprendido a evitar discusiones que no tienen sentido
Tal vez sea la madurez, los años o incluso la resignación, pero siempre llega un momento en que nos damos cuenta que hay discusiones que ya no valen la pena.
Es entonces cuando preferimos optar por ese silencio que calla y sonríe, pero que nunca otorga, ese que comprende, por fin, que no sirve de nada dar explicaciones a quien no desea entender.
Ahora bien, a pesar...