Comenzar a Despertar


"No vemos las cosas como son, las vemos como somos nosotros"
Eckhart Tolle

Eckhart Tolle, un hombre de aspecto endeble no parece responder a la imagen del clásico gurú; y tiene muy claro que ése no es el lugar que desea ocupar: "no tengo nada para darte; busca en tu interior" -dice. Y ése es el desafío que propone, acceder a un conocimiento interno, que no pertenece al orden de la mente, que reside en un lugar no determinado y que será un descubrimiento personal; eso sí, Eckhart nos señaliza un poco el camino de un modo casi provocativo: "no eres lo que piensas, deja de identificarte con la mente".

Aquellos que no han descubierto su verdadera riqueza -la brillante joya del Ser y la profunda e inalterable paz que se encuentra en ese lugar-, son mendigos, aún cuando tengan gran riqueza material. Buscan externamente desechos de placer o plenitud -para la validación, la seguridad o el amor-, mientras en su interior tienen un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas, sino que es infinitamente más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.

La mente es un instrumento soberbio si la usamos correctamente. Si se le usa en forma incorrecta, sin embargo, se vuelve muy destructiva. Para ser más precisa, no se trata tanto de que uses tu mente del modo incorrecto -en general no la usas para nada-. Ella te usa. Ésa es la enfermedad. Crees que eres tu mente. Ese es el delirio. El instrumento se ha apropiado de ti.

Apenas comienzas a observar al pensador, comienza a activarse un nivel más alto de conciencia. Comienzas entonces a darte cuenta de que hay un enorme ámbito de inteligencia más allá del pensamiento, y que ese pensamiento es sólo un diminuto aspecto de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas que realmente importan -la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior- tienen su origen más allá de la mente. Comienzas a despertar.

18 comentarios:

Sentimientos! dijo...

Querida amiga
paso a desearte un hermoso fin de semana,
estoy muy atareada con el estudio y penas en el corazón que pesan demasiado de modo que no he podido renovar mi blog.
No te olvido,estas en mi corazón.
Un abrazo gigante

Myriam dijo...

La mente como dices tiene que estar a nuestro servicio: pensemos bien, pensemos positivo, pensemos con amor y estaremos en consonancia con el Universo. para eso gozamos delibre alvedrío: para decidir como queremos pensar.

Besos

MarianGardi dijo...

El observador cuando toma distancia de si, comienza a verse así mismo.
Un abrazo de paz y amor

Esculapio Hijo del Sol dijo...

Janeth,infinitas de gracias por tu luz y por tu amistad.Es cierto le mente manda sobre los seres humanos y hay que saberla manejar muy bien.Qué los Dioses te den mucha dicha y muchas estrellas.Roxana Miriam González de la Ciudad de Rosario

Adriana Alba dijo...

Darse cuenta, despertar, tomar conciencia.

Una belleza de entrada E. Tolle gran maestro.

abrazos Janeth

Carolina dijo...

El paso más esencial en el viaje hacia el despertar o iluminación espiritual es éste: aprender a des-identificarnos de la mente.

Alcira Handal dijo...

Que buen post, lo he disfrutado muchisimo, gobernar la mente es realmente lo único que se requiere para vivir una vida en plenitud. Al tomar 100% responsabilidad de la vida se retorna inmediatamente a la fuente de poder.

Juan Meriles dijo...

El reto es siempre con uno mismo. No hay nadie afuera a quien demostrar nada, hacer feliz o complacer sin nuestro consentimiento.

Alicia dijo...

Tomar total responsabilidad de tu vida te permite ver que detrás de todas las obligadas expectativas, tú verdadero ser espera a que finalmente: ¡TE CONQUISTES A TI MISMO! Dale la vuelta a tu vida, gira la rueda y date cuenta que al final, la partida es siempre contigo.

Soledad dijo...

Para gobernar nuestra mente requerimos de conectarnos con nuestro Maestro interior quien nos fortalece para trascender la necesidad de ser reconocidos y de ser especiales para otros. Nuestra Guía interna nos regala la sabiduría suficiente para liberarnos del apego a la opinión de los demás y a cambio ponernos frente a frente a tratar con uno mismo y evolucionar.

Lolita dijo...

Mi amiga, seguro es que, la recompensa de encontrarte contigo mismo vale más que todos los tesoros que jamás hayas valorado; la alegría de recordar quien realmente eres te eleva por encima de todo lo que antes conociste.

Raul Miranda dijo...

Fantastica entrada Janeth, realmente experimentar tu verdadero ser te permite reconocer que eres divinamente poderoso, que sin ti el universo esta incompleto y que todo lo que alguna vez pensaste que estaba fuera de ti siempre ha estado adentro.

Brahma dijo...

!Qué la unión con tu ser interior permitan a la paz y la armonía esperada en el futuro llegar instantáneamente a tu corazón para que así el momento presente se vuelva lo más importante en tu vida!

I. Robledo dijo...

Que gran verdad, amiga... Nada es como es, sino como somos... Nada sucedio como sucedió, sino como lo recordamos o lo soñamos...

Un abrazo, Janeth

Red. dijo...

Es verdad... somos mendigos hasta que nos damos cuenta de que nadie tiene la llave que necesitamos: está adentro nuestro.

Igualmente es difícil no dejarse influenciar aunque sea un poquito por nuestra mente, no? No es una fotocopia que la tiramos a la basura y listo... algo de falta nos hace. Pero está bueno identificar los ataques de nuestro ego, para no engancharnos en temas vanales.

Te dejo un beso!!

Micaela dijo...

Me gusta mucho "El poder del ahora" de este escritor. Es fantástico. Ojalá pudiéramos centrarnos todos en vivir el momento presente como el único real y auténtico. Un beso grande.

lanochedemedianoche dijo...

Es así, pero somos todo aquello que decimos no ser, es claro que la mente nos domina desde siempre, hay que saber separarla de nuestros sentimientos, y lograremos la paz, como siempre me lleno de luz.

Besos

MAJECARMU dijo...

Janeth,todo esto lo conseguimos obsérvándonos,alejándonos de la mente,teniendo el corazón para sentir siempre lo mejor.
Mi gratitud por tu bello y profundo post,amiga.
Mi abrazo inmenso siempre.
M.Jesús