Lo que hay que hacer para ser querida...


En algunos pueblos la mujer se ve sometida a prácticas denigrantes para poder ser admitida en sus sociedades. Pero también en nuestra cultura occidental el mercado de la imagen prevalece sobre los valores humanos.

Hace unos días una cadena de televisión de ámbito nacional emitió en sus informativos un reportaje sobre una adolescente de Kenia que se quedó a las puertas de su iniciación femenina sin vestir la piel de cabra que su madre había preparado para ella con motivo de tales fastos; porque se negó a someterse a la ablación ritual del clítoris. Entrevistada la madre sobre el asunto, respondió muy enfadada que en el caso de que la muchacha persistiera en su negativa “se iba a quedar sola”, porque “no habría nadie que la quisiera como esposa”.

¡Caray con el precio del “amor”!... En muchas ocasiones es muy alto. Aunque allí, como aquí y como en todos los ámbitos en que se tercie, muy pocos o muy pocas –sobre todo muy pocas porque muchas veces es la mujer la que más se esfuerza en querer obtener amor–, se atrevan a reflexionar, a sentir, a concienciar íntimamente los requisitos que en determinado momento parece que hay que cumplir y a los que hay que someterse en nombre del “amor”.

Son escasas las personas que osan tomar partido con las ideas claras y sus consecuencias, y proceden a rebelarse si ha lugar y a proclamar por tanto frente a determinadas circunstancias: a mí que no me quieran, por favor. No de ese modo. No así. No a ese precio.

Es alto el precio del amor. Pero también lo es el de la rebeldía; por eso hace falta integridad, seguridad, capacidad de decisión, confianza


Porque proporcionaban un “grácil andar bamboleante” se vendaron los pies a las mujeres chinas –hasta conformar muñones en vez de los pies normales que nos asientan al suelo– mermando en este caso la libertad de “seguir su camino”, a nivel simbólico y también físico, provocándoles grandes impedimentos al caminar con la apariencia de esos pasitos tan graciosos.


Porque era y sigue siendo una señal de distinción se han dispuesto los aros metálicos en el cuello de las mujeres de una etnia de Birmania, las conocidas como “mujeres jirafas”, aunque no puedan llevar una vida normal y se mueran si esos aros se les retiran del cuello por fracturas de vértebras.




Porque es una señal de distinción, de pertenencia a la tribu, se han colocado en los labios platos deformantes, que convierten el acto de la alimentación en un asunto bastante incómodo. Y lo terrible del caso es que estas prácticas se hacen para ser valoradas, para ser queridas.




Pero es que por nuestros pagos y en un mundo en el que la imagen y la apariencia tienen cada vez más primacía por encima de la esencia, ciertos cuerpos de mujer sirven como modelo para conformar el propio. Son las “mujeres de éxito”, las que gustan, las que nos presentan los medios de comunicación, aunque más allá de lo que juzguemos como un bonito cuerpo nos encontremos con esas “ideas cortas” que algún irónico autor de antaño citó. Pero si hacemos un análisis social de tales modelos,
también están sujetos a modas.

Hoy diríamos que las Tres Gracias de Rubens tienen celulitis y que a la Venus de Milo incluso le sobra algún kilito, eso sin ir demasiado lejos hacia otras “Venus” bastante más arcaicas y según parece nada preocupadas por la caloría, que llenan las vitrinas de los Museos y frente a las que nos asombramos por sus amplias, orondas y rellenas curvas que se acercan peligrosamente a la esfericidad.

Estoy hablando de la necesidad de enfatizar la búsqueda de la esencia de lo femenino que nos acerque cada vez más a nuestro propio centro y en la necesidad de contemplar el camino inverso al impuesto para obtener amor; porque el modelo de lo que somos en todo caso es el único válido a exportar frente al modelo ajeno que nos ofertan, ya que es el único real. ¿No estaremos siendo lo que los otros quieren y como los otros requieren para la búsqueda de lo que comúnmente se llama amor, que en el fondo no es tal? ¿No estaremos pagando un precio excesivamente elevado, el de desposeernos, el de despreciarnos a nosotras mismas? ¡Por favor, no caigamos en la tentación de querer ser amadas a cualquier precio!

Así las cosas, mejor que no nos quieran. Al menos no así. No a ese precio.



18 comentarios:

MarianGardi dijo...

Cuantos horrores de la ignorancia.
Un abrazo fraternal y amado

Alcira Handal dijo...

Cuando comenzamos a entrar en ese delicado estado de gracia y experimentamos el poder, la potencia y la profundidad que conlleva el hecho de ser mujer, la única respuesta posible es inclinar la cabeza en silencio y expresar internamente nuestro agradecimiento.

Mahatma dijo...

Cuando un hombre ama a una mujer....“atrae o despierta a la diosa” que hay en ella. Y la puerta del paraíso que estuvo cerrada durante tiempo.....se vuelve abrir para los dos.....

Lolita dijo...

Lo cierto es que en todas estas prácticas de mujeres hacia otras mujeres hay una manipulación del cuerpo y un control de la sexualidad femenina.

Brahma dijo...

La tradición dictaría, entonces, cómo hay que ser y cómo hay que tener los órganos para ser amada. Aunque haya que pagar un alto precio para ello.

Red. dijo...

Vaya, amiga!! No me había fijado en ese detalle. Es nuestra desesperación por ser queridas lo que nos ata a la manipulación.

Es nuestra sensación de incompletitud lo que hace que hagamos cualquier cosa por lograr la aprobación, orque sino, "nos quedamos solas".

Y si nos quedamos solas, qué??

Bueno ahi empieza todo un juego de manipulación y entendemos por qué durante tanto tiempo se ha impedido a la mujer ser independiente: y si se da cuenta de que no necesita de nadie? Cómo vamos a sobornarla para que nos de lo que tanto necesitamos de ella??

TODO LO QUE NECESITAMOS LO LLEVAMOS DENTRO. Los demás nos pueden aportar pero NADIE que nos quiera manipular puede darnos nada que nos sirva.

Hasta el cuerpo se verá agradecido el día que lleguemos a internalizar esa verdad.

Besos y felicitaciones por semejante post, guapa.

Alicia dijo...

Lo dicho: el precio del amor a veces es demasiado elevado. Relacionado con la "distinción", aunque no con el amor, y, paradójicamente, con el querer ser único, ser distinto o ser diferente, se siguen las modas que uniformizan.

Juan Meriles dijo...

Stanislav Lem, hace ya años, publicó una obrita de ciencia ficción sarcásticamente crítica en lo que respecta a la estupidez humana.

Diario de las estrellas se llamaba, y se debe de seguir llamando, suponiendo que quede algún ejemplar en circulación.

Dentro del argumento citaba las posibilidades de una sociedad avanzada tecnológica y científicamente para demanda de los interesados en "distinguirse" o en "estar a tono".

Así se pusieron de moda, según nos cuenta el autor, las crestas o las colas estilo saurio que sus portadores arrastraban orgullosamente por el suelo.

Soledad dijo...

El cuidado, la conformación y la manipulación del cuerpo tiene como objeto ser atractiva, atraer, gustar. El mismo asombro que nos causan los ejemplos de intervención agresiva en el cuerpo en las sociedades citadas, puede que sea similar al de una mujer de un ámbito rural tradicional africano frente a las diversas prótesis mamarias o la reducción de las mismas con fines estéticos que se realizan en nuestra civilizada cultura. Seguramente no se les habrá pasado por la cabeza la posibilidad de tales intervenciones.

Brisa Celeste dijo...

En cada cultura se cometen atropellos con el cuerpo en base a una necesidad no tanto de agradarnos , ma si de agradar a los otros ... buscamos la aprobacion causando daño a nuestro cuerpo .
Sin pensar que todo es en vano , lo de adentro se refleja afuera y tenemos que aceptarnos como somos .
Para querer tengo que quererme primero y eso no hay cultura de pais alguno que lo logre ... mi autoestima comienza en mi y por mi !!!
Excelente post Janeth ... reflexivo sobre todas las vanalidades tontas del ser humano .
Un besito amiga .

Gemma dijo...

Excelente post, la verdad es que yo también prefiero que no me quieran, así no, coartando mi libertad: no; perdiendo mi dignidad como persona : no, torturando mi cuerpo para gustar más : rotundamente NO. Y estoy agradecida y pienso en la suerte que tengo de poder elegir, no como en otras civilizaciones en las que, algunas torturas son obligadas por, simplemente, haber nacido ahí. Ojalá algún día el mundo despierte y valore a la mujer como la que hace posible, con su amor y su sufrimiento, el milagro de la vida en el planeta y se la ame, respete y cuide como tal. Un abrazo.

Adriana Alba dijo...

Interesante post Janeth.

Una mirada profunda de lo que algunas mujeres hacen por insertarse en un mundo competitivo y depredador.

Creo que se esta tomando mas conciencia cada dìa valorarnos por nuestra esencia y no por nuestro exterior.

el libro de C.P.Estès cuya imagen de portada presentas, su lectura es excelente y recomendable para hombres y mujeres.

abrazos.

Micaela dijo...

Es cierto que muchas mujeres pagan un precio muy alto para ser queridas. Es un tremendo error. Hay que cambiar todavía muchas tradiciones antiguas respecto a la mujer. Un fuerte abrazo.

Navegante dijo...

Excelente tu análisis Janeth, impecablemente desarrollado.
Supiste ver el punto justo en donde se encuentra la clave de todo esto.
Solo puedo decir que algunos cuantos hombres buscamos aquello que en verdad es la esencia femenina, lo que está más allá de los formatos.
No me gusta el aspecto de la mujer sufrida de aquellos remotos lugares, pero tampoco me gusta el "patron" de belleza a la que la mujer se somete por estos lados del mundo. Lo mejor siempre es lo natural. Al menos para mi, que es de alguna manera lo que busco reflejar en mis escritos.
Gracias por este momento.
Y un beso.

Asesino De Leyendas dijo...

La ignorancia es la madre de muchas cosas, En este caso cada cultura tiene sus pro y contras, Quizás tenga que analizarse desde el punto de vista de la relatividad, sin embargo comparto tus criterios

tardé en volver, y no vuelvo solo.

Un beso querida amiga

isis de la noche dijo...

Bien dicho amiga..

Pues el bombardeo mediático es muy nocivo, al igual que el consecuente lavado de cerebro que ha hecho que en esta época del más arreciante materialismo, la obsesión por la 'belleza' cale en lo más profundo de nuestras mentes, al igual como los estereotipos que intentamos emular.

Esto es atroz. Por eso hay tanta crisis de espiritualidad. Y si bien podríamos llegar a entender ciertas prácticas culturales, por corresponder a cosmovisiones diferentes, esto no nos ayuda a entender por qué no buscamos ideales nobles de realización espiritual en lugar de continuar con prácticas que, incluso, ya ha perdido su valor primordial pues el tiempo pasa pero parece que en ciertas latitudes, el mundo se ha paralizado..

Un abrazo inmenso amiga... Gracias por tus luminosas reflexiones..

Ildefonso Robledo dijo...

Estoy de acuerdo contigo de pleno, amiga... Hay amores que matan...

Benditas seais las mujeres, tal y como sois, sin permitir "estupidez" alguna, del tipo de las que citas...

Un abrazo, amiga

MAJECARMU dijo...

La mujer va tomando conciencia de si misma,estudia,reflexiona y aprende a cuidarse,confiemos en que estamos naciendo a una nueva etapa,estamos despertando,amiga.
Mi abrazo grande Janeth.
M.Jesús