La vida se encarga de enseñarnos a vivir.


No somos perfectos,
pero somos capaces de concebir lo que es la perfección.
La acción es preferible a la inacción y el compromiso
con la vida es preferible a la indiferencia apática.

A todos los humanos que vivimos en este mundo, por una u otra cuestión, se nos presentan dificultades. Es algo lógico si coincidimos con los filósofos clásicos en que la vida se encarga de enseñarnos a vivir. 

Y no es un juego de palabras. Podemos aprender de las experiencias y consejos de otros, podemos estar prevenidos ante las coyunturas
de la existencia, pero nada es equiparable a la práctica vital de cuanto hemos aprendido.

La vida nos enseña día a día, y es bueno reconocerla como maestra más que como enemiga. Como maestra, nos ayuda a poner en juego nuestras mejores potencialidades; si la vemos como enemiga, solo será un largo camino de problemas, sobre todo, de problemas personales.

¿Cómo enseña la vida? 

De un modo diferente a los otros tipos de sistemas.
Enseña de manera directa, atacando en aquello que más duele para obligar a una necesaria reflexión. Todo lo emocional, duele. Aunque en algunos momentos las emociones pueden convertirse en motivo de alegría y felicidad, son mucho más numerosos y contundentes los momentos de disgusto, miedo, desesperación, indecisión, impotencia...

La emoción negativa gana terreno, las ideas se vuelven cada vez más confusas, el organismo empieza a reflejar la angustia y el problema asume entonces la dimensión de una montaña infranqueable. Solo queda el dolor, la desesperación, la irritabilidad, la agresión contra los demás por la parte de culpa que pudieran tener... En fin, un pozo inmenso que se vuelve más y más profundo y del que es cada vez más difícil salir.

Desde abajo, desde el hundimiento psicológico, no se puede ver la luz. El dolor se va rumiando minuto a minuto y no cabe más que esa pasión obsesiva.

Las soluciones deben venir entonces, y por lógica, desde arriba. Es necesario elevarse por encima del problema y de la pena para encontrar una respuesta.

Hay que poder llegar hasta nuestro rincón de soluciones. Algunas resultarán inservibles, otras discretamente válidas, y no faltarán las
francamente buenas. Probando y probando, con buena voluntad y sin la ansiedad de la emotividad distorsionante, se adquieren nuevas experiencias que serán útiles para siguientes ocasiones.

Tú no eres solamente un manojo de emociones o pasiones; también tienes inteligencia para observarte a ti mismo "desde afuera" y trazar tu propio camino.


13 comentarios:

Adriana Alba dijo...

Que buen texto!

Es cierto, la personalidad es la que se enoja, juzga, critica y se enmaraña con los problemas -y nos parece que nunca podremos salir de esa zona oscura, sin embargo como bien dices tomar distancia "elevarse por encima del problema" nos ayuda a la reflexión y por ende muchas veces a la solución.

Jade. dijo...

Me encantó!!

Creo que el dolor siempre proviene de la resistencia, o esa ha sido mi experiencia, cuando aceptamos las circunstancias... pues nivel superado y pasamos al siguiente, pero si nos emperramos en rebelarnos nos sigue pasando lo mismo una, y otra y otra vez.
Dejar fluir, y todo el dolor simplemente desaparece.

Creo que hay que olvidar la idea de la vida perfecta y que todo cierre: no funciona así!!

Abandonarnos a lo que deba ser, confiar que, siempre, lo que suceda es lo mejor y perfecto que pudo haber sucedido.

Besos y buen finde, amiga!!

Jade. dijo...

Que loco, tanto el comentario de Adri como el mio fueron escritos en hora capicúa.

mimbre dijo...

Hola Janeth...
Cuanta verdad hay en tu escrito, es una pena que el ser humano se siga debatiendo en las pasiones...
Cuando deberiamos ocuparnos de controlarlas y ascesder para lograr un plano más elevado¡¡
Gracias por tus comentarios, Amiga mia, como tu dices cada nieto es una luz de esperanza de una nueva vida...En mi caso particular tengo ya nueve luces,JaJa¡¡ pronto sere un arbolito de navidad con tanta luz¡¡
Un abrazo enorme- el de siempre-
Osvaldo

I. Robledo dijo...

Todo esto parece cosa sencilla, pero a la hora de la verdad... Uf., mira que es complicado todo...

Un abrazo, amiga

Myriam dijo...

Muy cierto.... y agrego: si viéramos cuantos pensamientos negativos generan emociones negativas, trataríamos
de pensar más ecológicamente.

Besos

Luján Fraix dijo...

Estamos siempre expuestos y a prueba, la vida nos presenta de repente dolores, angustias, pensamientos negativos... lágrimas, desamor... hay que saber manejar todo eso. NO es fácil.

Un beso grande.
Importante mensaje nos dejas para reflexionar y mucho.

MarianGardi dijo...

La vida corrige a los que comienzan el camino a los que no les deja algo más tranquilos.
Un abrazo querida amiga

Olga i Carles (http://bellesaharmonia.blogspot.com dijo...

La Vida, ese escuela tan esencial en la que debemos cultivar esos dones dadores del Espíritu!
Aprendizaje...
Conocimiento...
Sabiduría...



Un abrazo.

MAJECARMU dijo...

Janeth,la vida es maestra,nos enseña a tener paciencia,prudencia,respeto y fortaleza...Efectivamente la solución la encontramos elevándonos sobre las circunstancias,observándolas y poniendo de nuestra parte lo necesario.A la larga nos damos cuenta,que aprendemos a templar el espíritu,a hermanarnos con los demás,a dar márgenes de confianza,a profundizar y no juzgar las apariencias...Todo lo que la vida nos presenta son lecciones y pruebas para superar.
Mi gratitud por tu excelente post,amiga.
Mi abrazo grande y mi ánimo siempre.
M.Jesús

MAJECARMU dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Migue dijo...

Janeth,desde que tenemos conciencia la vida es enseñanza permanente hasta la partida.No hay dos días iguales si estamos en acción,los problemas que se presentan son para ponernos a prueba.Requieren como en matemática, planteo y solución.Aprendemos de todos los demás,de la naturaleza, de lo que sucede aquí y del otro lado del mundo.De las experiencias vividas,caídas y vuelta a ponerse de pié.Por suerte mi naturaleza,siempre busca lo positivo de las cosas,aún dentro de lo malo

Un abrazo para ti.

Rochies dijo...

proyectar el film de nuestra existencia, alejándonos en los posible de las emociones, nos puede convertir en espectadores para luego retomar fortalecidos el protagonismo.
gracias por recordárnoslo.