Vamos a guardar silencio para que podamos escuchar los susurros de los dioses


Hoy les voy a contar una de las experiencias mas hermosas que he tenido en mi vida,... 

Hace algunos años viaje a unos pueblos Chiquitanos, en la amazónia de Bolivia mi país, fue un viaje de búsqueda, de aprendizaje, de encuentro conmigo misma,..y una de hacer mis primeros pinitos en meditación,..que luego fui profundizando con maestros que la vida buena y linda me fue dando..

Primero me postule a estar en silencio por nueve días sin pronunciar palabra, dedicada a la observación de la naturaleza me sentaba a meditar y hacer contemplación, y así me pasaba horas de horas,...

Como les contaba, al cumplir mi noveno día de silencio, me puse a meditar allí, era un pequeño patiecito del hotel, aquél que me resguardo en Concepción, un pueblito chiquitano lleno de historia y naturaleza, el hotel se llamaba, recuerdo bien su nombre,..se llamaba "El reposo del guerrero",..recuerdo, que pensaba,... -mmm...curioso nombre, del lugar, era justamente yo, la guerrera aguerrida, cansada de llevar todo lo que traía encima, y de lo mucho que tenia que despojarme,.. 

Era un atardecer pleno hermoso, me senté y no volví a ponerme de pie hasta después de la media noche, recuerdo que pensé, este es el momento y le dije a mi mente, esta es tu oportunidad saca todo lo que te hace sufrir, enseñamé todo, no ocultes nada, entonces todos mis pensamientos y recuerdos tristes fueron levantando la mano, uno tras otro, y se pusieron en pie para identificarse, al contemplar cada pensamiento, cada unidad de sufrimiento asimilaba su existencia y sin intentar resguardarme soportaba la correspondiente congoja, después decía a cada una de mis penas, no pasa nada, te quiero, te acepto, te acojo con el corazón, se acabo,...y la pena me entraba como un ser vivo en el corazón, como si este fuera una habitación, entonces yo decía: -siguiente?... y afloraba a la superficie el siguiente sufrimiento,..Después de haberlo contemplado, experimentado y bendecido lo invitaba a entrar en mi corazón también. Esto lo hice con todos los pensamientos tristes que había tenido en mi vida, viajando por años de recuerdos hasta que no quedo ni uno.

A continuación le dije a mi mente ahora saca toda tu ira, uno tras otro, todos los incidentes de mi vida relacionados con la furia fueron aflorando y dándose a conocer, cada angustia, cada traición, cada perdida, cada indignación, los fui viendo a todos uno por uno, y asimile su existencia, padecía cada fragmento de ira enteramente como si estuviera sucediendo por primera ves y decía entra en mi corazón, al fin podrás descansar, estarás a salvo, se acabo, te quiero. El proceso duro horas en las que yo me columpiaba entre los poderosos polos opuestos de mis variados sentimientos, tan pronto experimentaba una furia que me hacia crujir los huesos con una frialdad absoluta, mientras la ira me entraba en el corazón como quien entra por una puerta acurrucándose junto a sus hermanos y abandonando la lucha. 

La ultima parte era la mas difícil, saca toda tu vergüenza pedí a mi mente,...Oh Santo Dios!...que horrores vi,..un desfile patético en que estaban todos mis fallos, mis egoísmos, mis mentiras, mis celos, mi arrogancia, pero los contemple sin pestañear, muestrame lo peor, dije y al invitar a las peores unidades de vergüenza entrar a mi corazón se quedaron paradas en el umbral diciendo,... No!, a mi no querrás invitarme a entrar, sabes lo que he echo, y yo decía, si que quiero tenerte dentro, a pesar de todo, si que quiero, hasta a ti, te acojo en mi corazón, no pasa nada te perdono, formas parte de mi, al fin podrás descansar se acabo.

Al acabar me quede vacía, ya no tenia la mente en guerra, mire dentro de mi corazón y me asombro lo grande que me pareció, le quedaba mucho espacio para la bondad, aun no estaba lleno, aunque había atendido a todos los calamitosos, pícaros, de la tristeza, la ira, y la vergüenza, sabia que mi corazón podía haber recibido y perdonando aun mas, su amor era infinito, comprendia entonces, que así es como Dios nos ama y recibe a todos, y que en este universo no existe eso que llamamos el infierno, salvo en la aterrorizada mente de cada uno de nosotros, porque si un ser humano deshecho y limitado es capaz de experimentar semejante episodio de total perdón y aceptación de si mismo, pensemos, intentemos imaginar la enormidad de cosas que Dios en su eterna compasión perdona y acepta. 

Pero también sabia , intuía, que ese remanso de paz era temporal, sabia que la labor no estaba terminada del todo que mi furia, mi tristeza, y mi vergüenza volverían hacer acto de presencia, huyendo de mi corazón, y volviendo a instalarse en mi cabeza, sabia que volvería a enfrentarme a esos pensamientos una y otra ves, hasta que lenta y decididamente cambiase mi vida entera

Iba a ser una labor ardua y agotadora, pero en la silenciosa penumbra de aquél lugar, mi corazón le dijo a mi mente, Te quiero, jamás te abandonare, siempre cuidare de ti. Esa promesa me salio flotando del corazón y la atrape con la boca, donde me la guarde saboreandola, mientras me iba de aquel patiecito, de ese bonito hotel, alla en San Javier, un lejano pueblito de la Chiquitania.

Llegue a mi habitación, donde vivía saque un cuaderno sin usar, lo abrí por la primera pagina y entonces abrí la boca por primera ves pronunciando esas palabras en el vació de la habitación, dejándolas salir en libertad, quebré mi silencio con esas palabras cuyo colosal significado documente a lápiz en la pagina...

"Te quiero, jamas te abandonare, siempre cuidare de ti"

Fueron las primeras palabras que escribí en mi cuaderno secreto que llevo encima desde entonces.



4 comentarios:

lanochedemedianoche dijo...

Que valiente Janet, es una cura que podría ser para siempre, solo hay que tener valor, deseo y esa frescura de tu corazón. Perdonar no es fácil, me alegro que lograras tantas cosas.
Abrazo

JLO dijo...

Hermoso relato y me imagino también en un hermoso lugar...

Sos de corazón ♥ grande veo... Saludos 🙋

Myriam dijo...

Una experiencia maravillosa y necesaria para
la salud física, mental y espiritual
de cada uno de aquellos que
practiquemos ese ejercicio.

Un beso y un abrazo y gracias por compartirla

Mª Jesús Muñoz dijo...

Janeth, gracias por compartir esta experiencia que viviste en silencio y que te sirvió para aceptarte, perdonarte y renovarte interiormente...Es importante enfrentarnos a nuestros fallos y debilidades, ser conscientes de que somos humanos y podemos mejorar. Ello nos ayudará a aceptar y perdonar a los demás, amiga.
Mi abrazo y mi cariño siempre.