El infinito es temible cuando nos dejamos agobiar por la sensación de aquello 
que no tiene fin... y es cierto que no tiene fin, pero en cambio, puede tener una unidad 
de medida o de criterio que nos permita  valorarlo. 
Lo infinitamente inmenso no tiene 
cabida en nuestra mente; lo infinitamente  pequeño e indivisible no tiene cabida en 
nuestra imaginación; la gota  de agua nos sirve de ejemplo, como lo pequeño que 
esconde vidas más pequeñas aún –y entonces es grande– y como lo pequeño que puede 
sumergirse en el océano –y entonces es pequeño–. 
Cuando lo grande y lo pequeño se suman  de manera tan prodigiosa; cuando el 
cosmos y la gota de agua se ven semejantes el uno a la otra; cuando en la sencilla pureza 
de lo que nunca habíamos observado se nos  muestran de pronto cientos de secretos 
escondidos, entonces estamos en el misterio de una nueva forma de expresión. 
Podemos 
entender y hacernos entender de una nueva manera; podemos escuchar y hablar en otros 
términos diferentes. 
La  sencillez de la gota exige otra sencillez de alma, otra 
sencillez de lenguaje, otra sencillez de sentimiento y de ideas. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 







 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 comentarios:
Entre los famosos Pensamientos de Pascal, encontramos una serie
agrupada bajo el siguiente título: Lugar del hombre en la naturaleza: Los dos infinitos. Allí se destaca insistentemente la finitud del hombre frente al infinito
microcósmico y macrocósmico. Incapaz de desarrollar un saber proporcionado al infinito en lo pequeño y en lo grande, la naturaleza humana es inconmensurable a la densidad de lo real
Mi querida amiga,ahora te estaba recordando,cuando ha llegado tu comentario...Esa infinitud,que nos dá vértigo la tenemos muy adentro en el alma y esa finitud,que nos acerca a la sencillez y a al humildad la tenemos en el cuerpo y en la naturaleza...Ambas unidas siempre,transmitiendo lo humano y lo divino caminando siempre juntos...
Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tu sabiduría y buen hacer,Janeth.
FELIZ SEMANA Y GRACIAS POR TU CERCANÍA.
M.Jesús
El hombre está detenido entre dos infinitos. Pensemos de qué estamos hechos físicamente: de células que a su vez están hechas de moléculas, que a su vez están hechas de átomos, que a su vez están hechos de subpartículas... Y así entonces no parece haber un fin hacia lo pequeño, que es también un infinito.
Si aun en lo formal estamos en medio de dos infinitos, en medio de una cruz formada por el gran infinito inferior y el gran infinito superior, ¿cómo no vamos a estarlo en lo espiritual, en lo psicológico, en lo científico?
Dios es infinito y entre los infinito y lo finito no puede haber proporción. El hombre puede acercarse a la verdad, incluso podemos afirmar que ese acercamiento sea indefino, por grados sucesivos de conocimiento, pero como esos grados son siempre finitos y la verdad es el ser en su grado infinito, el ser humano nunca podrá alcanzarla plenamente.
Dios es un infinito, un máximo, que se contrae, es decir que se determina e individualiza en cosas concretas y singulares. Dios, esencia del mundo está, no obstante en el mundo considerado como unidad, pero no en cada cosa concreta.
EN LA SENCILLEZ DEL ALMA ESTÁ LA VERDADERA ESENCIA DEL SER, LA HUMILDAD.
UN BESO GRANDE.
CARIÑOS
una gota de océano en su diminuta sencillez contiene en si misma todo el océano.
Bella entrada Janeth.
Cariños.
La más simple es lo más complejo.
Así es lo micro y lo macro, una unidad que terminan convergiendo.
Un abrazo querida Janeth
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